miércoles, 9 de marzo de 2011

INMIGRACIÓN DE ESPAÑA

La inmigración en España ha existido desde siempre, pero es desde la década de 1990, un fenómeno de gran importancia demográfica y económica. Según el IINE 2010, a primero de enero de 2010 residían en el país 5,7 millones de personas nacidas fuera de sus fronteras. Esto representa casi exactamente el 14% de una población total registrada de 47 millones de personas. Esto refleja un aumento extraordinario tanto del número como del porcentaje de inmigrantes a partir de mediados de los años 90, cuando su número era de cerca de un millón y su porcentaje rondaba el 2,5% de la población total.[1] Durante la última década no sólo el número sino también el origen de los inmigrantes han cambiado. El cambio más visible es la menor importancia relativa de los inmigrantes de la UE-15. En enero de 1998 los inmigrantes provenientes de esos países constituían el 41,3% del total de residentes no nacidos en España. En enero de 2010 su porcentaje había disminuido al 19,8%. Al mismo tiempo, el aumento más espectacular lo registraban los inmigrantes de países europeos no incluidos en la categoría UE-15, especialmente aquellos provenientes del este europeo. El número de inmigrantes europeos de países fuera de la UE-15 aumentó 17,6 veces entre 1998 y 2010, y su peso porcentual en el total de la inmigración pasó de 6,6 a 20,9%. Considerando los países de origen de la inmigración vemos que en 1998 las cinco nacionalidades dominantes eran marroquíes (190.497), franceses (143.023), alemanes (115.395), británicos (87.808) y argentinos (61.323). En 2010 esta lista había cambiado sustancialmente y se veía así: rumanos (786.981), marroquíes (754.114), ecuatorianos (480.213), británicos (389.507) y colombianos (367.650). La tasa de incremento de algunas de estas nacionalidades ha sido extraordinariamente alta. Así, por ejemplo, entre 1998 y 2010 el número de personas de origen ecuatoriano se ha incrementado 90 veces y el de origen rumano 255 veces.

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